C. C. Residencia 80 - Artículos

 

 

¿HOMO SAPIENS?

Carlos Borrás - Dentista y Ciclista (...o será al revés)

 

Este sábado he salido sólo ha hacer una  etapa interesante ( La Lucano siempre me lo ha parecido).

Dado mi precario estado de forma, falto de kilo-metros y sobrado de kilo-gramos, he decido purgar mis penas en soledad y no dejar evidencia de mis miserias; he quedado conmigo mismo y me he lanzado a recorrer los caminos en solitario.

Han sido 5 horas y pico de pedaleo, sin más compañía que mi bicicleta , el entorno y mis pensamientos y eso da para meditar mucho y  replantear muchas de las dudas existenciales que acompañan al hombre en su deambular por este perro mundo.

A saber, ¿que mueve a una persona, aparentemente en uso de sus facultades a, después de una dura e intensa semana de trabajo, pegarse el madrugón, vestirse de no se sabe muy bien qué, montarse en una burra mecánica y salir a recorrer los caminos cual modernos quijotes?.

Creo recordar que fue Groucho Marx ( No confundir con Karl) el que definió al hombre como un “bípedo implume”.(Y si no fue Groucho, bien pudiera haberlo sido).Pero eso será en días laborables, pues un nutrido grupo de miembros de la especie humana se transforma en periodo vacacional (salvo jubilados y funcionarios que lo hacen cualquier día del año) en “ciclopedistas implumes”. Se montan en sus ingenios de dos ruedas y salen al asalto de carreteras y caminos o  de todo aquello que, medianamente asfaltado, haya que mirar a lo lejos o hacia arriba, e inician un frenético pedaleo que tras varias horas de errática de ambulación los conduce incomprensiblemente al mismo sitio del que han salido...... y yo me confieso uno de ellos.

Lo primero levantarse a las 6 de la mañana y al salir de puntillas a eso de las 7 ( para no despertar al resto de nuestra ignorante familia que sigue durmiendo ajena al placer de madrugar un sábado). Pasar junto a la biblioteca con algunos buenos libros por leer, dos tentadoras hamacas de jardín y una piscina de agua cristalina, a sabiendas de que en nuestra nevera algunas latas de refrescante cerveza emiten cantos de sirena para doblegar nuestra firme voluntad de argonautas de recorrer los caminos hacia la soñada Itaca (léase el Oronet).

Pero no, nuestro espíritu de ciclista es irreducible y los tortuosos y quebrados caminos de nuestras tierras no llaman y a ellos nos entregamos en cuerpo y alma. Aunque bien es cierto que tras determinadas etapas no se puede decir que quede mucho ni de lo uno ni de lo otro.

Pero, que se le va ha hacer....somos ciclistas y eso marca.

El otro día hablando con mi hija Inés que está por cumplir 6 años, me preguntó:

¿Dónde has ido con la bici papá?.

......y yo le dije...A Segorbe cariño.

Y. ¿Dónde está eso papá?

Y en un gran mapa de la Comunidad que tengo en el taller le indiqué..Ves, esto es Bétera, aquí está Serra, esto es Soneja y aquí está Segorbe.

Y mi hija Inés que es muy lista y juega a estas cosas de los caminitos en el cole me dijo: ..Y tu has ido de aquí a aquí por esta rayita verde.

Y yo le dije: No. Papá va por este caminito y por esta montañita marrón va a Eslida y por esta otra montañita marrón va a Almedíjar y pasa por Segorbe y por esta otra montañita, dando la vuelta por aquí, por aquí, por aquí,...llega a casa.

Entonces mi hija me miró durante unos segundos con una expresión indefinible en el rostro y me dijo: Ya. Y se fue con  su muñeco Pipo a jugar al jardín.

En ese momento no pude verme la cara, pero tengo por seguro que la tenía de jilipollas.

Y es que a veces creo que a los ciclistas nos falta un hervor.

Por que, ¿cómo catalogar nuestra actitud frente a los grandes retos? Quebrantahuesos y Marmotte entre otros.

¿Cómo calificar el que, cuando uno está culminando una de sus hazañas,200 km palante y 3600 metros parriba... hipoglucémico, ...hipóxico,.taquicárdico y con la meninges reblandecidas por el sol (que según constatación científica causa, si no un encefalograma plano, si uno con más picos que la etapa que lo provoca), emita un juicio, a todas luces irracional y lógicamente fruto de la precaria situación física en que se encuentra, que viene a ser algo así como:

- Esto no puede ser sano, menuda burrada, no vuelvo ha hacer otra bestiada como esta, vendo la bici y me compro una caña de pescar,...? Pobre ciclista, el sol y el agotamiento lo hacen delirar y decir estupideces.

Pero luego... cuando todo concluye y recuperamos nuestros niveles de oxígeno y glucosa, descansamos nuestra dolorida anatomía y nuestras meninges vuelven a ser sólo esas tiernas membranitas que cubren nuestro pensante cerebro...recuperamos la sensatez y volvemos a decir aquello de .........!Vale, me apunto a la Quebrantahuesos! Y además para que esta vez no me pille el toro me voy a entrenar de cojones y me voy ha hacer series al Oronet,.. por delante y por detrás,... y además con el plato...

Vamos, que por fin el sentido común vuelve a reinar en nuestras decisiones.

Y nos hacemos llamar Homo Sapiens......!Ja!