C. C. Residencia 80 - Artículos

 

LA MARMOTTE DEL 2007

 

Dani Soriano

Que pasó? Buuuuufffff. A mí casi me cuesta la salud, pero tras más de 12 horas largas de sufrimiento, sobretodo las tres últimas, alcancé la meta.

Yo la verdad, fui mal desde el principio y no se muy bien porqué. El día era perfecto, habíamos descansado los días anteriores, habíamos comido bien, comí y bebí durante la carrera, pero no había manera, desde el Glandón fui incómodo. Lo único que puedo pensar es que me resfrié los días previos y tenía el pecho un poco cargado. En fín, que cuando llegué abajo del Alpe d´Huez, casi había decidido retirarme (casi 10horas) pero finalmente me animaron a subir y al final llegué.

El resto también sufrieron (excepto Manolo que parecía que hubiera dado un paseo en barca), y me imagino que sobretodo Pepe que tuvo bastantes problemas de calambres en los últimos 4 kms y llegó un poco antes de mí.

En fin las sensaciones físicas y emocionales fueron muchas (en tantas horas) y la verdad las climatológicas también. Pasamos frío bajando por la mañana, estuvimos bien subiendo el Glandón, empezamos con el calor en el telegraphe, volvimos a tener frío arriba en el Galibier, otra vez calor en Bourg-d´Oisans y lo más curioso es que empecé a subir el puerto a 40º y llegué a la meta tiritando de frío (literalmente) a las 20h de la tarde.

Al final del todo muy contento, con la alegría de haber sobrevivido, y a pesar de lo que hablamos en la cena, algún otro año...

 

Armando Serrano

A ver como lo cuento. Lo primero, decir que sólo por pasar los días previos (jueves y viernes) en compañía de todos los que nos juntamos allí (Jeanphi y sus padres, Sandra, Dani, Sonia, Pepe Costa, Xilé, Ferran, Jesús Pascual, Manolo Costa y Romano) mereció la pena el viaje. Y el ambientazo ciclista de la zona. Una gozada. La marcha: en resumen, una tortura. Como dijo Jack el destripador: Vayamos por partes.

Como siempre, la previa se centra en la ropa que vamos a llevar. Ya sabemos que no va a llover (jódete Galán), pero entre que tenemos que bajar a la salida a las 6:30 de la mañana y se prevé que en las bajadas de Glandón y Galibier haga bastante rasca, dudamos si perneras si/no, chaleco si/no, piratas si/no, chubasquero si/no ... Al final decido piratas no, chaleco sí, chubasquero sí. Decisión acertada, aunque al principio del Alpe d’Huez me sobró hasta la calva.

La salida fantástica, a la marcheta (no a carajo sacao como la QH). Aquí se nota que la gente sabe lo que le espera. El primer puerto, Glandón, ya es duro. No lo subo a gusto (ninguno lo subí a gusto). A mitad de camino me quito chubasquero y guantes largos. Como el día anterior lo vimos en coche, sé que me esperan un par de descansos reparadores que me animan. Antes de coronar ya me pasan como locos los gallos de dorsal negro que habían salido media hora después, y los del dorsal rojo que habían salido ¡¡¡una hora después!!!. Enfermos. Cuando corono el Glandón hay un cristo de ciclistas en el avituallamiento que prácticamente impide moverse. Como un poquito, lleno bidones, me vuelvo a poner el chubasquero y los guantes y me lanzo para abajo. Acojonao. Cada vez me da más miedo bajar este tipo de puertos. Entre los que bajan como locos y el peligro en sí del descenso, acabo con dolor de manos de ir frenando.

A continuación tramo apestosísimo hasta las estribaciones del Telegraphe. A mitad de tramo me paro a echar una meadita y me pasa el salvaje de Jeanphi, que había salido media horita antes. Este chico tiene que hacérselo mirar. El Telegraphe se me hace largísimo. Esperaba un puerto más llevadero pero no tiene un momento de respiro. Una vez arriba cojo agua y me voy camino de Valloire, con ganas de pillar el avituallamiento. La salida de Valloire hasta el avituallamiento es una cuesta cabrona interminable. Cuando llego al avituallamiento estoy hasta los mismísimos. Me tiro un buen rato allí, comiendo y bebiendo (qué bueno el queso, la mortadela, el tomate, ...) y pensando en lo que me espera de forma inmediata (el Galibier) y lo que me queda aún de etapa. Una vez repuesto (es un decir) comienza la subida al Galibier. La primera mitad, teóricamente más fácil) se me hace eterna. A mitad de camino hay un arroyo con una sombrita. Paro me refresco y me tumbo a meditar. Mis pensamientos oscilan entre “qué paisaje más precioso” y “qué coño hago aquí matándome”. Después de este ratito en que casi me duermo una siesta, continúo la marcha hasta el avituallamiento líquido a mitad de puerto. Cuando me paro y veo el paredón por el que hay que subir me entra el acojono. Además, aparece un compañero de hotel llamado Borrás que me anima con frases del estilo “pues ahora verás lo que nos espera”, “vienen unos kms durísimos”, “el último kilómetro es un sufrimiento”, que casi consigue que ponga en venta la bicicleta allí mismo al precio de 50 euros (con posibilidad de negociar). Empiezo a escalar la pared y, curiosamente, la subo bien comparando con los km. anteriores. Cuando digo “bien” debe entenderse “menos mal que antes”. Cuando faltan 2 Kms miro hacia arriba y no me puedo creer que tengamos que subir hasta allí. Me armo de valor, paciencia y no sé cuántas cosas más, y llego arriba tras un último kilómetro absolutamente infernal. Lo primero que veo es el macizo que hay a la otra cara del puerto: impresionante, una preciosidad.

La verdad es que todo el paisaje durante la subida es espectacular. Me paso un buen rato comiendo y bebiendo. Calculo que me meto en el cuerpo más de una tonelada de naranjas. Hace un frío de cojones. Cuando por fin decido bajar, llegan Ferran y Pepe Costa. Nos hacemos unas fotos y yo me pongo la ropa de abrigo e inicio el descenso. De nuevo acojonao. Tras una parada para quitarme chubasquero y guantes, llego a Bourg d’Oissan. Sólo (¿sólo?) me queda el Alpe d’Huez. Como, bebo y descanso un buen rato. No sé como voy a subir. Además, hace un calor insoportable: 40 graditos. Empiezo la última tortura del día. Creo que se me va a cocer la cabeza. En una de las primeras curvas me paro en una sombra. Llega Ferran y nos quedamos un ratito a recuperar. Salimos juntos. En el primer chorro de agua que encuentro me meto como en una ducha. El agua está helada pero me viene de miedo. Me encuentro a Ferran más adelante refrescándose. Me dice que se queda a esperar a Pepe Costa. Sigo “parriba” y aún me paro una vez más en el avituallamiento y otra en otro chorrito de agua. Hago la última parada a 5 Kms de meta en el avituallamiento líquido. Y a dejar pasar los metros, contándolos casi de uno en uno y cagadito de frío. A medida que me acerco a meta se mezcla la sensación de cansancio infinito con la alegría de que la acabo. El último km una gozada. Paso delante del hotel donde se encuentran nuestros hooligans aplaudiendo (Sandra y los padres de Jeanphi, más adelante Sonia y poco más allá Manolo y esposa), y tras 12 horas y 4 minutos cruzo la línea de meta con una alegría inmensa. Acabé.

Hago acto de juramento sobre el Corán, los Santos Evangelios, la constitución española y la de la república francesa de no repetir La Marmotte. Vigilad el cumplimento del mismo, por favor. El sábado, al Chaparral de paseo. A ver si nos vemos y prometo no daros la paliza con la aventura. Bastante tenéis con lo que acabo de escribir.

 

 

Jean-phi

Os cuento mi versión de los hechos. La aventura MARMOTTE se inició para mí el jueves a primera hora. Compartía ruta con el Xilé, Sandra y mis padres. El primer escollo de esta marcha es el llegar a los Alpes. 1050 kms de carretera que finalmente resultaron amenos gracias a las numerosas paradas, los relevos al volante y la conversación.

Nada más llegar, recogida de dorsales y a la cena del hotel. Estoy de acuerdo con Armando en que sólo por los días previos y las batallitas de después, la Marmotte vale la pena. En la cena risas y más risas con las aventuras de Jesús y Armando buscando hotel desesperadamente la noche anterior.

El viernes nos fuimos de reconocimiento al Glandón (en coche se entiende). Hicimos numerosas paradas para admirar el paisaje y sacar fotitos. Definitivamente, los Alpes son preciosos y no sé por qué pero no acaban de recordarme a la Marina Baixa (¿verdad Pepe ;-)). Mas risas cuando Pepe comentó que no se podía dar la vuelta con los coches en el Glandón... Allí daba la vuelta hasta un trailer de 13 metros sin maniobrar ;-).

Yendo al ciclismo puro y duro, el gran día comienza con la bajada del Alpe D'Huez a las 6h30. Llevaba más capas que una cebolla y a pesar de ello estaba helado. Por fin, la marcha se inicia a las 7h30 y enseguida noto algo diferente. Es la primera vez que consigo pasar los primeros 15 minutos de una marcha a menos de 140 pulsaciones. Ostia la que me espera...

Enseguida llega el primer puerto. Mi idea como primerizo en esta marcha era tomármelo con calma al principio, durante y al final de la etapa. Objetivo: no pasar de 150 ppm. Muy pronto me doy cuenta de que eso es imposible. Después de un inicio sencillito, hay un tramo de unos 5 kms en el Glandón en los que la pendiente oscila entre el 8% y el 10%. La única forma de no pasar de 160 es ir andando, así que me resigno y que Dios me coja confesado. Finalmente corono. Unos minutos para comer, beber, abrigarse y sacar fotitos ya que no sé cuando volveré por aquí. El descenso es muy bonito y rápido. Acabo con dolores en las manos de tanto frenar. El tramo hasta el Telegraphe es lo peor de la marcha (bueno casi).

Empezando el Telegraphe (que se supone es el puerto más fácil) veo a lo alto una fortaleza militar. Desde abajo pensé que era imposible que el Telegraphe llegara hasta dicha fortaleza. Estaba tan alto que pensé que ese punto pertenecería ya a la subida al Galibier. De eso nada, ese punto es la cima del Telegraphe. 12 kms al 7% sin descansos... Después de un descenso recuperador, paso Valloire e inicio la subida al Galibier. Son 18 kms y se corona por encima de 2600m así que mucha calma y a disfrutar del paisaje. Durante toda la marcha no ha parado de adelantarme gente, pero ahora todavía más. Como dijo el Chilé, yo creo que ya me están doblando algunos ciclistas... Por mucho que hubiera querido disfrutar del paisaje, a 165-170 ppm estas más concentrado en llegar arriba que en cualquier otra cosa. Los últimos 8 kms me costaron cerca de una hora... A pesar de todo, una vez alcanzas la cima llega la recompensa. No recuerdo haber visto un paisaje tan majestuoso en toda mi vida. Hago un montón de fotos y me quedo unos minutos a apreciarlo. Recupero fuerzas y para abajo. Hasta Bourg d'Oisans es todo bajada, salvo un par de repechos. Cuando llego al pie de l'Alpe d'Huez llevo algo menos de 8,5 horas. A pesar del sufrimiento, quizá pueda bajar de 10 horas. Pues va a ser que no.

El comienzo de la subida es terrible. La pendiente no baja del 10% en 2 kms y a esas alturas las fuerzas están casi completamente agotadas. El calor es sofocante. Tengo la sensación de que alguien ha colocado encima de mí una lupa gigante que concentra los rayos del sol sobre mi endeble figura. En la curva 20 (es decir quedan 20 y no 1), tengo que parar para quitarme toda la ropa que puedo. Reinicio la marcha. Esta subida es terrible. La pendiente, el calor y la falta de fuerzas hacen mella. En la curva 6 tengo que volver a parar. Recupero el aliento y para arriba. Definitivamente, esta marcha es infinitamente más exigente que la QH. Finalmente y tras 2 horas de calvario llego a la última curva junto al hotel. He subido el puerto a 6,5 kms/h de media.

No puedo describir la sensación de alegría que me invade cuando cruzo la meta. No consigo contener las lágrimas mientras abrazo a Sandra y a mis padres. La satisfacción ante una meta alcanzada es directamente proporcional a lo difícil que es conseguirla. ¿Vale la pena sufrir durante 10,5 horas en la bici sólo por decir que has hecho la Marmotte? No se trata de eso. Se trata de ponerse un reto a sí mismo y superarlo. Eso sí vale la pena. Dejando esto a un margen, la cena es como esperaba una sucesión ininterrumpida de batallitas. FIN.

PD: Este verano no sé si cogeré la bici o qué. ja vorem. Bueno espero que no se os haga indigesta la crónica pero es que Marmotte no hay más que una... Saludos y feliz verano a todos

 

Xilé

Esta vez con chip, pero también con calambres realicé mi 2ª Marmotte. Me sentí en general bastante bien, me pasaban innumerables ciclistas subiendo y bajando (casi no hay llano) y como eran tantos, era como para pensar ¿de dónde salen tantos? ¿me estarán doblando?. Dentro de ese rodar sin demasiadas prisas y con las pausas para reabastecerme fundamentalmente de líquidos, impresionado y admirando el paisaje, que a nivel del Galibier es majestuoso, me sentí bastante bien.

Todas estas buenas sensaciones se interrumpieron a 11 kms. de la llegada, cuando llevaba 2 kms. de ascenso y comencé a sentir "rampas". Paraba, trataba de estirar y podía hacer 200 o 300 mts. y nuevamente lo mismo. Alterné caminar y pedalear hasta las nuevas rampas, pero en una de esas, me vinieron unos calambres fortísimos. Faltaban unos 8 kms para llegar. Comencé a caminar y unos minutos después y empecé a sentir rampas caminando. Me senté al borde de la carretera dolorido por los calambres y por la putada de quizás tener que abandonar tan cerca de la meta, me masajeé todo lo que pude, bebí agua y volví a caminar. En esos instantes pasa (pedaleando) Romano Subiotto. Intercambiamos algunos "comentarios" y al poco rato intento otra vez pedalear cuando quedaban unos 6 ó 7 kms. Cojo un ritmito "tranqui", pasan los metros por centenas y no siento molestias. No quiero cambiar la posición ni el ritmo, pues voy sin problemas e incluso voy pasando a otros participantes, incluso a Romano. Van quedando menos kms. y harto de la misma posición, me paro en los pedales un rato y sigo bien.

Contento por recuperar las sensaciones, pero a la vez teniendo presente que "todo pasa" y puedo volver a tener problemas, continuo aproximándome a la meta a la que llego contento, luego de 10 horas y 54 minutos.

En resumen, salvo los problemas que tuve con los calambres, mis sensaciones fueron buenas, mejor incluso que en otras marchas de este año, el recorrido de los más hermosos, el tiempo soleado y a ratos caluroso, no me pareció mal, el viaje tanto de ida como de vuelta sin problemas y los días y momentos compartidos con "la familia ampliada" de la peña excelente. Un saludo a todos del xilé. p.d. pido excusas por la extensión, en nuestra web, desde "el lugar apropiado" esta vez. :-)

 

Delfín

Si pensabais que me escondería, os habéis equivocado. Estoy mas que satisfecho de mi MARMOTTON, eso si, esas montañas me han colocado en mi sitio, SOY UN POLLO "CREMAT" y lo reconozco, hasta hoy tenía la excusa de que en el 2004 me cerraron el control y no me dejaron subir, este año el control estaba abierto y NO PUDE SUBIR, estaba mas acabao que Machín, las 10:22 horas que tardé en llegar a pié del Alpe D'huez acabaron con mis esperanzas de hacer la marmotte este año.

En cuanto a la etapa, creo que está todo contado, solo comentar que empecé la semana con una uña del pie bastante mal y con un par de granos en el culo, pero el viernes estaba en perfectas condiciones, además dormí 6 horas seguidas…..¡no tengo ninguna excusa!. ¿Habré entrenado mal?... ¿Habré entrenado poco?.....Creo que encontré mi techo con LA MARMOTTON.

Hoy martes ya no me “cago” en la Marmotte y pienso que a lo mejor……quizás…..el próximo año…entrenando mas y mejor…

RESUMIENDO: Me lo he pasado de categoría y VOLVERE, por cierto el Armando aprobado, no me dio ningún susto conduciendo.

 

Pepe Costa

Querido lector de este Foro. Si no tenías bastante Marmotte, aquí va mi crónica. No voy a añadir un ápice de literatura a lo narrado por los esforzados ciclistas cuyas narraciones me han hecho recordar este magnífico fin de semana. Ya tengo todas las fotos que he hecho (135) y una vez seleccionadas las más significativas y bonitas, se las enviaré al Delfín para que saliendo un poco de su letargo vacacional las incorpore a la web de picasaweb de la Peña CCR80.

El día de descanso recorriendo en coche la primera ascensión con la que nos íbamos a encontrar el día siguiente, resultó ser muy gratificante y generosa en reportaje fotográfico.

En cuanto a la marcha en sí, dado que este año acudí a la cita después de cambiar de idea varias veces como una veleta entre que no iba, que sí etc… cuando llegó el momento de la verdad me lo tomé como si fuese la última que iba a hacer, esto es , como marcha cicloturista y olvidándome del reloj. Mi compañero de viaje en coche Ferrán Navarro también lo fue de marcha. Le prometí que si iba a mi rueda lo pasaría bien. Creo que efectivamente así fue porque nos parábamos tanto cuando había avituallamiento como cuando veíamos una panorámica bonita.

Como me acordaba que el año anterior el tío del mazo me asestó un buen golpe durante la subida al Alpe Huez, decidí no subir de 145-150 pulsaciones en ninguno de los cuatro retos del día. Ferrán y yo subimos juntos el Glandón . En el Telegraphe me tuvo que esperar en la cima y en cuanto al Galibier, yo a mi ritmo y Ferrán al suyo. Como el ritmo de Ferrán era más rápido que el mío se me alejaba. Cuando me había sacado una cierta distancia se bajaba de la bici y se ponía a caminar para darme una oportunidad a que lo cazase. Así llegamos a la cota de 2640 donde como dice Armando nos encontramos con él ya a punto de salir. La bajada hasta Bourg d’Oisans a muy buen ritmo. Tras el último avituallamiento y dado que me encontraba con muy buenas sensaciones (demostradas por el hecho de que había subido todo el Galibier sin prisa pero sin ninguna pausa), le digo a Ferrán: antes de las 11:30 de carrera estamos en meta. Así que iniciamos la ascensión y pasaban los kms sin necesidad de tomarme un descanso como en los dos años anteriores. Ya me sentía un imitador de Pantani. ¡Qué iluso! El tío del mazo disfrazado no de cansancio sino de corrientes eléctricas me esperaba a 8 kms de la llegada. Calambres como los que me sobrevinieron en la QH del 2005 me impedían pedalear. Intento reducir sin éxito los calambres y no me queda mas remedio que caminar durante 2 km.. Al llegar a ese punto recuerdo que me había llevado unas pastillas de ibuprofeno que es un antiinflamatorio. Me tomo 600 mgrs. Y camino otros 2 kms para que haga efecto. Me subí a la bici y mi alegría fue enorme al comprobar que tras andar 4 kms. era capaz de pedalear sin dolor. A medida que se acercaba la meta ponía más presión a los pedales hasta llegar a la meta haciendo un sprint. Sprint que me costó que la fotógrafa oficial de la llegada que era Sonia, la mujer de Dani no me pudiese hacer la foto. Lamento que el pobre Ferrán no pudiese hacer una subida limpia como se merecía ya que me estuvo esperando en vano.

Al final 12 h y 12 m, de los cuales 2h y 20 m los invertí en subir el ALPE, y una hora entera a base de paradas. ¿Volveré a hacer la Marmotte? Reconozco que lo veo dudoso, pero no lo juro, prometo etc… como lo juré , prometí… el año pasado y lo ha hecho Armando este año. Sí puedo decir que a excepción de los calambres, esta Marmotte la he disfrutado porque no me he apurado ni agotado y he disfrutado de la excelente compañía de Ferrán.

Por cierto que mi hermano Manolo que sí iba a por nota acabó la marcha en 9h 50m. La ha rebajado en más de una hora de su mejor marca. Desde aquí y en nombre de todos le doy la enhorabuena.

 

Manolo Cullera

Como ya han comentado otros marmoteros, este año ha sido igual de dura que los demás. Es el cuarto año que he tenido el placer y sufrimiento de participar. Indudablemente el calor para subir Alpe D’Huez fue lo peor. El termómetro me llego a marcar 41º , y cuando alguien te rociaba con agua fresquita, se agradecía.

Tengo que reconocer que al estar menos tiempo en la bici, he sufrido menos que otros. Los tiempos de referencia con relación a hace 2 años y mas o menos con las mismas pulsaciones se iban reduciendo. En el Glandón una mejora de 17’ , en el Telegraphe de 31 ‘, en el Galibier de 53’ y al final 60’ de mejora. Total 9h 50’ Hoy me he dado cuenta que con 15’ menos hubiera conseguido el oro. Pero lo intentaremos otro año si se puede.

Lo que me huele que 4 años sin mojarnos en una marcha por los Alpes, es desde luego muy raro. El amanecer de este año fue realmente impresionante, mientras unos bajábamos a la salida, otros desayunaban viendo el paisaje.

Espero que los que han compartido esta marcha y sufrimientos, con manifestaciones al terminar, se les haya pasado el mal de altura, 2646 m en el Galibier, estén al año que viene en el box de salida. ¿A la de Indurain va a ir algún sufridor?

 

Algunas respuestas

 

Emilio Laurín

Vuestras crónicas impresionan. En la vida he visto tan patente el esfuerzo y el sufrimiento encima de una bici. Cuestiono que valga la pena, como cuestiono y mucho que sea bueno para la salud, pero ahí va, para cada uno de los marmoteros, un OLÉ TUS COJONES.

 

Carlos Borrás

Debo reconocer, al leer las diferentes crónicas, que la envidia me corroe. He hecho la Marmotte dos veces, en condiciones físicas muy distintas, y he recordado y revivido cada sufrimiento narrado en vuestras crónicas hasta la última punzada de la pantorrilla. En la Marmotte se sufre de cojones. Pero al mismo tiempo también he recordado la majestuosidad de los paisajes, la satisfacción al superar cada reto, cada cumbre de la marcha, pero sobre todo he recordado la dulce sensación que se siente cuando superas los últimos quinientos metros de ascensión al Alpe d'huez, ya dentro del casco urbano, y enfilas el último tramo en bajada hasta llegar a meta. Es impagable e indescriptible. Fatiga+Emoción+Agotamiento +Euforia+....mil sensaciones y un pensamiento. ¡¡Lo logré!!. Y este año ¡¡¡LO LOGRASTEIS!!! Que envidia me dais cabritos.

ENHORABUENA A TODOS y espero que nadie se raje para el año próximo. Nos vemos el sábado el el Chaparral.